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Personas asociadas

Pimoulier Ugarte, Iñigo

ipimoulier@gmail.com
    Las circunstancias han hecho que lo que nació separado vaya a morir bajo la misma manta en esta antología que llega de forma inesperada y los pies manchados de barro.Primero fue Disturbios en la azotea, después El corral de los quietos. Uno, hurga en heridas poco profundas regodeándose en el dolor. El otro, navega sin timón tempestades de luto. Pedradas que intentando alargar la noche apagan farolas. Faros que alumbran el camino a la orilla segura. Esquirlas y metralla prestas a impactar en oídos incautos. Olor a cerveza, a bar, a rock. Sabor a salitre, a sudor, a miedo. Todos estos y alguno más son los disturbios que poblarán este particular corral de los quietos. Música, letras, cerveza, sudor, esquirlas y metralla. Pasos indescifrables esquivando el camino pisado.No tengas miedo de entrar, pero mucho menos tengas prisa por regresar. Te espero.

    Nacido entre capullos a medio florecer el 21 de marzo de 1987 y crecido en las calles con olor a rock de la Txantrea. Este personaje con vocación de cabra empezó a devorar libros antes que a afeitarse y ahora que tampoco se afeita sigue deleitándose buceando en tinta. Gusta de compartir tragos con Bukowski, Ángel González, Kerouak, Kutxi Romero o Pedro Juan Gutierrez.En la vorágine adolescente empezó a manchar papeles con letra poco clara y siguiendo las voces de los arriba citados. Poco a poco fue encontrando un camino que desemboca en 2016 en su primer catálogo de pedradas “Disturbios en la azotea”, un poemario directo en el que las imágenes de lo cotidiano buscan hurgar en viejas heridas, a veces no cerradas del todo. Con la excusa de este primer libro ha recorrido bares, bibliotecas y recintos por diferentes zonas de España, unas veces en solitario y otras acompañado de la banda Sonic Toys, creando un espectáculo en el que el rock y la poesía se entrelazan y comparten tragos.Amenazaba con volver a apedrear campanarios y cumplió, después de una travesía por parajes oscuros de muerte e incertidumbre vuelve a traer el barro de los caminos hasta vuestros felpudos. El corral de los quietos es un reconocimiento de la derrota, una astilla en el corazón por la muerte de la sangre pero también es vida, la luz de los faros que nos guían a través de la tormenta, de pelea y metralla, de espuma de cerveza en un vaso compartido, de ganas de seguir caminando descalzo y de seguir manchando alfombras y páginas desordenadas.Próximamente y debido al cierre de su anterior editorial, verá la luz una “antología atropellada” con un compendio de los dos poemarios anteriores.Además de manchar papeles con letras ilegibles, sigue colándose en el mundo de la música con su último proyecto Soyuz, en él interpreta textos de sus dos poemarios y algunos inéditos sobre bases electrónicas oscuras y densas. Actualmente está preparando el segundo disco, nuevamente totalmente autoproducido y dando forma a nuevos textos tanto en euskera como en castellano. La cabra ha vuelto al monte y corretea sobre las piedras y los riscos ganando altura confacilidad, ¿estáis preparadas para la tercera venida?